martes, 10 de junio de 2008
Tres. Son tres las veces que te tienes que parar a pensar realmente si estas agusto contigo mismo, si te afecta el exterior, si es tu familia, los amigos, la pareja o qué es lo que te está haciendo sentirte mal. Tres. Tienes que parar a pensar. Piensas, recapacitas, escuchas música, lloras, lees, imaginas, sueñas y bostezas. Y crees saber la razón del porque. Crees. Y si bien crees que estás en lo cierto se te desmorona todo. Vuelves a llorar. Secas las lágrimas sintiéndo que no estás orgulloso de lo que tienes ahora mismo, pero que es lo que te ha tocado vivir. Pones la música, escuchas la melodía y vuelves a sentir. Pensar, solo pensar. Cierras los ojos y los vuelves a abrir, miras, callas, asientes y vuelves a cerrarlos. Tres veces piensas que quizá te rayes demasiado con las cosas y sea ese el verdadero problema. Escribes, te desahogas y con trescientas y no tres palabras te quedas agusto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)